lunes, 24 de noviembre de 2014

Cuando la señorita Ilusión se va


Te dice que se va, que adiós. Que tal vez en otra vida, con menos inviernos, con menos. Y la miras y le imploras.
"No hay más opción, sólo una salida. Sin más dolor, sin más despedidas".
Y la miras y le imploras.
"Es tarde".
Y no te mira. Pero la miras. Un porqué.
"No hay motivo, no hay explicación".
Y la miras y le imploras.
"Ya nada puede salvarnos. Me hundo, te ahogas".
Y la miras y te arrodillas. Un por favor. Puedes hacerlo mejor.
"No lo hagas más difícil".
No. Difícil es caminar sin sus agujas (brújula perdida serás). Difícil es dormir sin su calor abrazando las sábanas. Difícil es respirar sin sus caricias en el estómago. Difícil es hablar, gritar, cantar sin la melodía de sus mañanas en la garganta. Difícil no es suplicarle que se quede. Que no te abandone. Que harás cualquier cosa.
"Simplemente me voy. Como se va el verano, como se va el otoño. No hay culpables. Me voy como el viento, como las tormentas de abril".
La miras y le imploras. Y te enfadas. Y gritas. Necesitas viento, necesitas tormentas; aire y lluvia.
"Lo siento".
Y su lo siento se diluye con el oxígeno. Tú lo sientes más. Lo sientes mucho más. Lo sientes un mundo más.
"La vida continúa. Búscame en otra mirada, en otra pasión. Tal vez volvamos a encontrarnos. Te sonreiré y me reconocerás".
La vida sin sus mariposas no tiene sentido coherente, no tiene banda sonora, no tiene volumen. No es sino un drama mudo en blanco y negro. Sin argumento, sin historias, sin personajes. Y tú no necesitas más películas. Estás harto de domingos de tragedias.
"Adiós".
Y la miras y le imploras. Y la intentas tocar, y la intentas retener. Pero se va, se está yendo, se desvanece, desaparece.
Que no. Que vuelva. Que no puede. Que es cruel. Que es injusto. Que te morirás.
Y se fue. La ilusión se fue.
Sin más.
Ya no está, abandonado la esperas.
Rompes, gritas. Sin ella todo se acaba, sin ella todo duele. Sin ella. Sin sus alturas, sin sus insomnios. Sin ella.
¿Cómo amanecerás, cómo vivirás? Si la magia resultó ser evanescente, si el siempre no fue más que un a veces. Si los a veces ya sólo son dolores de cabeza. Sin ella, empieza la lluvia.
Desde que se fue, desde que ella, la ilusión, te arrancó las ganas, ya ni los cafés saben igual, ni siquiera la lluvia moja tanto. Más fría, más pesada, menos transparente quizás. Y entonces, desearías empaparte con sus risas, con tus risas.
Y la vida continúa. Sin ella. Sin ilusión.



La ilusión a veces se toma vacaciones.


2 comentarios:

  1. Sí, pero cortas vacaciones, porque sin ella no existimos. No somos nada sin sonrisa, aunque la sonrisa sea invisible.
    Un beso, Miss

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  2. La Ilusión no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Si se ha ido es que ha llegado a tus lectores al leerte.

    Un abrazo!

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Esta noche te espero mirando al sol ¡Venga valiente, salta por la ventana!