Dejaste de llamar al segundo mes, quizás
porque ya habías olvidado mi número,
quizás porque te habías dado cuenta de que
era una auténtica perra.
Aunque eso siempre lo supiste.
O eso era lo que me repetía incansablemente
hasta la rabia,
porque prefería el desprecio que tu ausencia
le regalaba a mis inviernos
que haber admitido en voz alta y en acústico
que un día casi pierdo el equilibrio en tu
azotea...
Brutal, como de costumbre. Pero ¿en cuántos blogs publicas loca? ¡Que este lo acabo de encontrar!
ResponderEliminarTe quiere y te admira,
María
Muy bueno, corto pero muy bueno
ResponderEliminarbesos
¡Hola!
ResponderEliminarmuy bonito, me encanta la entrada.
Besos!
Impactante, una llamada que no llega y una rabia expulsada de golpe.
ResponderEliminarMe encanta.
Qué bonito es esto de volver y escucharte vivirte y morirte en un poema.
ResponderEliminarPorque para mí, eso es lo que has hecho.
Me iré quedando ya por aquí mucho más a menudo.
No tengo palabras para tu poema.
Lo mejor de todo es poder escucharte. Vaya preciosidad que haces. No dejes de regalarnos tu voz y tu poesía.
ResponderEliminarQué manera de caer. Me gustan las azoteas. Espectacular.
ResponderEliminarDesarmas con brutalidad muchos de mis sentimientos
ResponderEliminarno dejes de hacerlo.
www.humanfilters.blogspot.com
Me emociona escucharte y me pone los pelos de punta :')
ResponderEliminarQué bonito escribes. No dejes de hacerlo nunca, por favor.
Soy adicta a tus metáforas de amor y desamor.
Un besito
Admiro, realmente, tu forma de escribir. Transmitís tantas cosas con tan pocas palabras. Un placer leerte, como siempre!
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